jueves, 1 de mayo de 2008

UMA

Una cuestión íntima y personal.

Llevo muchos años oyendo a familiares, amigos e incluso perfectos desconocidos decirme: “Y tu ¿cuándo vas a tener niños? Se te va a pasar el arroz. Con lo bonito que es tener hijos... a ver cuándo te pones”. Creo que jamás en mi vida se me habría ocurrido hacerle un comentario así a nadie, por mucho que le conociera o por mucha confianza que tuviera. Las mujeres tenemos la suerte inmensa de poder disfrutar de la maternidad, pero que yo sepa, hasta ahora no es una obligación. Me parece una decisión tan íntima y personal, que considero obsceno que nadie se permita hacer comentarios o dar opiniones al respecto. Yo nunca he sentido la necesidad de ser madre, por eso no he tenido hijos. Que se me pase el arroz o quién me vaya a cuidar cuando envejezca no me parecen razones de peso para embarcarme en la aventura de la maternidad. Creo que hay que desearlo, sentirlo necesario... ese me parece el único motivo razonable. Me gustan mucho los niños, y me alegra enormemente cuando sé de alguien que espera un bebé. Adoro a mis sobrinos y tengo con ellos una relación encantadora. Pero nunca he deseado hijos propios.
En mi viaje a India conocí a una mujer muy especial que se convirtió en una buena amiga. Ella practica meditación desde hace muchos años, y en sus meditaciones a veces capta o recibe cierta información sobre la vida y las personas que la rodean. Yo me estaba preparando para “la introducción al Mantra”, una ceremonia íntima por la cual tu Maestro te regala un Mantra para meditar y te da un nombre espiritual. Esta amiga me dijo: “Te van a dar un nombre maternal”. Me hizo gracia justamente por todo lo que he dicho antes. Le pregunté por qué, y me contestó que soy una persona que cuida a los suyos, que se preocupa mucho por los que la rodean... en fin, maternal. Y yo la dije: Sí, fíjate lo maternal que soy que no tengo hijos y tengo 5 gatos. Y me dijo algo maravilloso. Me dijo que yo nunca tendría hijos, que no los necesitaba, a que nunca has tenido ganas de ser madre?. Y yo asentí entre alucinada e intrigada. “Tu ya has sido madre, en otra vida, y has sido una madre estupenda. Esa parte ya la has vivido. Ahora estás aquí para crecer tú interiormente, para dedicarte a ti misma.” Puede que a muchos os dé la risa, y me parece muy respetable. Pero para mí fue algo liberador. Entendí algo que hasta ese momento no tenía explicación y que me había hecho sentir mal muchas veces, porque no me parecía razonable ser mujer y no desear ser madre. Y desde entonces, cuando alguien se mete donde no le llaman y me pregunta por qué no tengo hijos, le cuento esta peculiar historia y le se le quitan las ganas de volver a preguntar, ja ja. Los yoguis creemos firmemente en la reencarnación y en la ley del Karma. Puede explicar muchas conductas inexplicables. Es mucho más interesante conocer el pasado que el futuro, porque ese conocimiento nos puede explicar por qué somos como somos, y por qué actuamos como actuamos.
Por cierto, el nombre que me dieron fue Uma, también conocida como Parvati, madre de Ganesha, el dios con cabeza de elefante que representa la fuerza ante la adeversidad y la capacidad de combatir los obstáculos.

Om Shanti.