martes, 11 de agosto de 2009

Nada màs hermoso...



Cuando hablo de la paz, mucha gente dice: “Sí, el mundo la necesita”. Pero es justamente lo contrario. El mundo no la necesita, quien la necesita eres tú.


Prem Rawat-Maharaji


Cuando hablo, hablo desde el corazón. No me preparo las charlas. Así que me asombré tanto como cualquiera cuando dije esto… cuando salió de mi boca. Y es verdad, y lo he estado pensando. Mira, he asistido a muchas veladas sociales, he visto a personas con ropa muy cara, y a muchas personas hermosas. Pero cuando un ser humano se viste de paz, es cuando más guapo está, más hermoso. No hay nada más hermoso que un ser humano engalanado de paz. Es lo máximo, lo supremo, la paz, la alegría, la serenidad, la comprensión, la sencillez. Todos estos atributos que buscamos por separado, se encuentran en una sola cosa. Cuando la paz llega a este corazón, le sigue la serenidad. Viene en abundancia. El amor llega descontrolado, te inunda. La alegría no se puede contener, derriba las puertas. Porque algo es como debe ser. Eso es la paz.


Hecho para algo


La gente aprende historia. Se ponen a excavar, y muchas veces encuentran una vasija, una vasija de arcilla, rota en pedazos. La toman y unen los pedazos. Aunque le faltan trocitos, la recomponen y la colocan en un museo con un cartel debajo que dice:“Esta pieza es de tal año antes de Cristo, pertenece a tal civilización y observen las hermosas marcas que tiene”, ¿No es bonita?. Existió una civilización de verdad en esa época, porque hicieron estas vasijas.Te pregunto:¿Para qué se hizo esa vasija, en aquel entonces? Muy sencillo. Fue creada para contener algo. Para eso fue creada. Alguien la hizo, tomó la arcilla, la hizo y dijo: “¿Sabes? Queda un poco sosa, le echaré un poco de pintura,” y la pintó. Pero la pintura no era su característica principal.
El artista no dijo: “¿sabes qué? Seamos modernos. En lugar de usar lienzos, usaremos vasijas de arcilla y pintaremos sobre ellas”. No, la gente necesitaba meter ahí arroz, o trigo, o agua, o aceite, y alguien las vendía en la calle. “Acérquese, compre esto.” Pero nadie vino a decirle: “Esta es una obra de arte maravillosa.” No.Probablemente dijo: ¿a cuánto la vende? Y le contestaría: “A diez, o lo que fuera”. “Es demasiado. Más barato.” O quizá: “¿Cuántos vasos de leche tiene usted? Se la cambio por leche, o por abejas, o por oro, o por trigo.”Y probablemente otro le dijo: “Ah, bueno. Puedo meter el trigo en ella. La que tengo se está haciendo vieja. Puedo poner el trigo ahí dentro. Y para eso fue hecha.” El hombre se la llevó a su casa, o la mujer, o quien fuera , colocó el trigo dentro, la puso allí, y penso : ” ¡Qué bien queda!”
Y con el tiempo, las civilizaciones desaparecen.La vasija quedó enterrada en alguna parte, rota. Alguien la encontró. Una vasija antigua. No tiene nada de malo exponerla en un museo, pero no está cumpliendo la función, para la cual fue creada. No hay problema, la puedes poner en un museo, hacerle fotos. Puedes hacer con ella lo que quieras. Pero el día que el hombre tomó la arcilla, la amasó, e hizo esta vasija, la convirtió en una vasija, fue por una sola razón.
¿Por qué doy este ejemplo?Porque pasa lo mismo con nosotros. Estamos hechos para algo. Y podemos hacer cualquier otra cosa si queremos. Podemos escalar montañas, sí, claro. Podemos ir al fondo del océano, sí, claro. Podemos ir a Marte, sí, y a la Luna, también. Podemos meternos en una cueva muy profunda, sí, por supuesto. Pero, ¿para qué fue creado este recipiente? ¿Qué es lo apropiado, lo que corresponde a este recipiente? Lo diré. Ya que he hecho la pregunta, lo diré: La paz. Eso quedaría muy bien en este recipiente. La paz quedaría de maravilla. La serenidad, espléndida. ¿La gratitud? Fantástica.


Lo más significativo


La paz está dentro de ti. Siempre lo ha estado, y siempre lo estará. ¿Y sabes qué es lo curioso de esa afirmación? Eso lo sabes. Así que no te voy a decir qué es lo que siempre has querido hacer. Puedes sacar tus propias conclusiones. Pero no es casualidad que la satisfacción te haga sentir bien. No es casualidad que la paz te haga sentirte bien. No es casualidad que la alegría te haga sentirte bien, no es casualidad que la tranquilidad te haga sentirte bien. No es casualidad que la serenidad te haga sentirte bien. No es casualidad. Y entre todo lo que buscamos, entre todo lo que investigaremos en nuestras vidas, entre todo lo que trataremos de conquistar, entre todo lo que intentaremos comprender, ¿qué será lo más significativo para nosotros? Lo diré de otra manera. ¿Qué será lo más significativo para mí? No para mi sociedad, ni para mi país, ni para un grupo de personas que comparten las mismas creencias que yo. Sino para mí, para mí. Esta existencia a la que el aliento llega, hablo de este recipiente, no de aquél, ni aquél otro, ni el de más allá. Hablo de este. Esto es un recipiente, amigos míos. Y lo que coloquemos dentro de él es muy importante, es determinante.


Cumplir un propósito


Porque este recipiente fue creado para contener una sola cosa. Y cuando la contiene, cumple su propósito. Queda bien. Tiene un aspecto precioso, un aspecto divino, porque dentro de él hay paz. Entonces es cuando estarás guapísimo. Todos lo intentamos. Esta mañana he dudado: “¿Me afeito o no? Quizá debería esperar hasta justo antes del evento. O bueno, no sé lo que va a pasar, me afeitaré ahora.” Y nos ponemos la espuma, tomamos la cuchilla de afeitar… tenemos espejos para poder mirarnos:“Sí, me veo bien, tengo buen aspecto.” Y hacemos de todo para estar presentables. Pero te diré que estarás presentable de verdad cuando tu corazón se llene de paz. Cuando se llene de amor, tendrás muy buen aspecto. Con el corazón lleno de alegría, tendrás un aspecto divino. Divino. Porque todo eso te sienta bien, te favorece. La confusión no. La tristeza no te sienta bien. La ira tampoco. El color no te va, no te va. La tristeza, tampoco. Muy poco atractiva.


La paz te queda bien


No hay nada más bello en este mundo que una persona en paz. Así es. Y trasciende todas las barreras que conocemos. No tiene nada que ver con la edad, ni con los cosméticos ni con los rasgo físicos. Y créeme, la paz no es como te la imaginas. Alguien vestido de color azafrán, con una sonrisa, el cabello largo, y que no habla. No, no, no. Eso no es estar en paz. Eso es meramente imitar la paz. Porque cuando estás en paz… puede que te estés riendo, como un niño, y estés sintiéndote en paz. Aunque te estén cayendo lágrimas por las mejillas, es posible estar en paz. Sonrías o no sonrías, es posible estar en paz. Se trata del efecto que te causa a ti. La paz te queda muy bien, la tristeza no. La tristeza no te favorece, no. Te queda fatal, de hecho. ¿La ira? Lo desaliña todo. ¿El descontento? No. ¿La confusión? Se te ve desfigurado. Pero en paz, estás guapísimo, guapísimo.
¿Por qué? Nadie lo podrá entender, pero estás muy guapo. Imagínate cuánto dinero podrías haberte ahorrado en cosméticos, cuchillas de afeitar y todo eso, si hubieras sabido esto hace mucho tiempo. Que la paz te sienta bien. Porque así eres tú. Así eres. Esa es tu naturaleza. Y tienes que entenderlo. Un recipiente adquiere una belleza y un valor extraordinarios, cuando está cumpliendo su función. Pondré un ejemplo muy simple: una taza de té. Las hay muy bonitas. Las he visto. ¿Pero cuándo están más bonitas, más preciosas? Adivina. Cuando tienen té dentro. Les queda muy bien. Hay vasos magníficos. Existen esos vasos maravillosos, tallados, muy bonitos. Pero un vaso vacío, es un vaso vacío. Sin embargo si lo llenas con algún líquido, queda precioso, precioso.
En La India, hay unas vasijas de arcilla que se llaman “surey” (palabra india). Se hacen con una técnica muy buena. Muy natural y sencilla. Es de arcilla porosa, con agujeros diminutos, microscópicos. Al llenarla de agua, inmediatamente, por la acción capilar, el agua emerge a la superficie. Y cuando te encuentras en un lugar caluroso y árido, cuando más necesitas agua, agua fresca, la acción capilar hace que el agua llegue a la superficie, y comience a evaporarse. Al evaporarse, la temperatura comienza a bajar, poco a poco . Y Se va refrescando más y más. Pero la vasija sólo adquiere este color cuando está mojada, no cuando está seca o vacía. Cuando tiene agua dentro, puedes observar cómo evoluciona, cómo cambia de color y se transforma.


Mejor que un amanecer


Cuando digo que la paz te queda bien, lo digo en serio. Ni siquiera sabrás lo que es la belleza, hasta que hayas visto a una persona en paz. Cuando ves a una persona en paz, es espectacular. Es mejor que un atardecer, mejor que un amanecer. Es mejor que el color turquesa del agua, mejor que una playa de arenas blancas. Es mejor que todo lo que hayas visto, porque el ser humano en paz es lo más hermoso que hay. Punto. Así que para un mundo que se muere por estar guapo, ¿qué otro beneficio puedo mencionar? “Estarás, fenomenal, siempre joven.”
En plena floración
La paz, cuando llega a tu corazón - cuando te envuelve, tienes buen aspecto.Tienes muy buen aspecto cuando estás en paz. Muy, muy bueno, desde luego, porque eso es lo que deberías llevar puesto siempre. Te transformas… te abres, te desdoblas. Como una flor en plena floración. ¿Has visto una flor en plena floración? Es muy bonita, es bella, muy bella. No lo olvides. No lo olvides
Puedes abrazarla
Que te digan que “la paz te queda bien” es un buen mensaje. El que alguien sea capaz de decirte: “Y yo puedo llevarte a esa paz” es un mensaje buenísimo. Es un mensaje excelente. Que te digan: busca, busca la alegría, es un mensaje sabio. Pero el que puedan mostrarte dónde reside la alegría, es un mensaje increíble. Que te puedan decir: “Sí, está dentro de ti, y puedes ponerte en contacto con ella. Tú también puedes sentir serenidad en tu vida. Tú también puedes sentirla.” No, no sólo sentirla, sino bailar con ella, adorarla, abrazarla. Esa es la posibilidad que está al alcance de cada uno de nosotros.

http://entuinterior.info/blog