domingo, 27 de abril de 2008

PILAR



Las ventanas se han abierto, fresco y limpio entra suavemente el olor de la mañana. Comienza un nuevo día en la mirada de la gente. Siento que mis ojos aún perciben la calma de las primeras horas del alba.
Sin darme cuenta mis pasos se repiten cada día y mientras preparo el desayuno, busco en mi memoria un instante cercano en el tiempo, ese que me invita, que me seduce, que me hace sentir bien.
La música suena ya desde estas primeras horas, es inevitable, me enciende el ánimo y se ha ganado mi compañía.
Cuando me descubro frente al espejo con la cara limpia, sé que hay mucho dentro de mi, que tengo fuerza suficiente para llevar a cabo el nuevo día. Si, solo de día en día hay que ir viviendo, porque el momento presente es el que vives, no hay otro. Retoco mis pestañas para dejar que mis ojos luzcan más hermosos y doy color a mis labios para saborear mejor cada momento de la jornada.
De día en día noto que al salir por la puerta, voy a tener momentos inolvidables para recordar antes de cerrar mis ojos al caer la noche.
Me paso la mañana inventando historias fantásticas y siempre tengo preparada alguna sorpresa. Recibo abrazos de valientes caballeros y hermosas princesas. Resuelvo pequeños conflictos, sano las heridas que provocan lágrimas de desolación y doy cobijo en mis brazos a pequeños corazones. Soy testigo de los primeros pasos en la escritura y la lectura, en el dibujo, en la música, los primeros pasos en las relaciones con los demás, en la adquisición de hábitos de salud y bienestar,….los primeros pasos en la vida.
Cuando regreso a casa, se que he dado parte de mi sin condiciones, me siento bien.
Al final del día….. la mujer que soy me reclama un espacio para el amor. Pero no es exigente, porque sabe que se siente querida de muchas maneras y eso…también llena y ocupa un lugar en su corazón.
Cierro los ojos, estoy cansada, me siento bien y quiero soñar.